Turnitin vs. IA

Turnitin vs. IA

La IA evade la similitud, la copia o el plagio?

Por: Wilfredo Pacherres García

14/09/2025

En el año 2019 redacté un texto sobre el alcance de Turnitin como herramienta de detección de plagio. En aquella oportunidad, señalé que el propio software explicita que no detecta plagio como tal, sino similitud textual, es decir, coincidencias entre un documento presentado y su base de datos. Esa precisión es fundamental, pues la similitud no necesariamente implica plagio, sino que representa un indicador que requiere análisis interpretativo por parte del docente, revisor o evaluador.

A seis años de aquella reflexión, la situación se ha complejizado. Turnitin y plataformas similares han ido incorporando nuevas funciones, entre ellas, la detección de textos generados con inteligencia artificial (IA). Sin embargo, esta capacidad no elimina la tensión entre originalidad y apropiación indebida. La IA genera textos coherentes, cohesionados y formalmente adecuados, que muchas veces no presentan coincidencias textuales con fuentes existentes. En otras palabras, la IA “evade” la similitud, ya que no copia literalmente, sino que crea variaciones nuevas a partir de patrones lingüísticos y semánticos.

Ello plantea interrogantes críticas para el ámbito académico:

  • ¿Un texto generado por IA y presentado como propio constituye plagio o una forma distinta de fraude académico?
  • ¿Se puede considerar confiable un documento cuya autoría intelectual no corresponde a un ser humano?
  • ¿Qué papel cumplen los asesores, tutores y revisores frente al uso indiscriminado de estas tecnologías?

Diversos estudios recientes destacan que la IA, si bien es útil para la redacción preliminar y la estructuración de ideas, no garantiza por sí misma validez científica ni rigurosidad metodológica (Cotton et al., 2023; Lund & Wang, 2023). El riesgo surge cuando los estudiantes o investigadores adoptan estas herramientas de manera acrítica, sustituyendo la reflexión propia por un producto automatizado. Esta práctica puede perpetuar una mala praxis investigativa, donde la apariencia de un documento “bien escrito” oculta la ausencia de análisis personal, creatividad o contraste con la literatura especializada.

En conclusión, Turnitin sigue cumpliendo su función de detectar similitud, pero no puede sustituir el juicio académico para determinar plagio o fraude. La IA, por su parte, ha reconfigurado los parámetros de lo “original” y lo “auténtico”. Más que una amenaza, debería asumirse como un reto ético y pedagógico: formar investigadores capaces de integrar la IA de manera crítica, responsable y transparente en sus procesos académicos. La pregunta ya no es si la IA evade la similitud, sino cómo las instituciones educativas y científicas establecerán criterios claros para diferenciar el uso legítimo de la dependencia abusiva. Solo así será posible sostener la integridad académica en la era digital.

 

 

 

 

Referencias

Cotton, D. R. E., Cotton, P. A., & Shipway, J. R. (2023). Chatting and cheating: Ensuring academic integrity in the era of ChatGPT. Innovations in Education and Teaching International, 60(2), 115–125. https://doi.org/10.1080/14703297.2023.2190148

Lund, B. D., & Wang, T. (2023). ChatGPT and academic libraries: A review of practical and ethical considerations. Journal of Academic Librarianship, 49(3), 102704. https://doi.org/10.1016/j.acalib.2023.102704

Turnitin. (2021). Plagiarism, similarity, and academic integrity. Recuperado de https://www.turnitin.com

 


La “receta” como digo siempre es:

leer,

leer

y

leer.

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