La insatisfacción del cambio


La insatisfacción del cambio.
wilfredO pacherreS garciA.
20/04/2020
En los días anteriores he leído la preocupación de padres y docentes sobre la transformación que está atravesando al sistema educativo en el país y el mundo.
Para los padres es injusto y se les facilita el trabajo a los profesores porque no hacen nada desde sus casas. Para los profesores mejor es suspender el año, porque es más trabajo el que se debe hacer y no hay los recursos necesarios.
En este pequeño comentario voy a abordar las dos perspectivas tanto como padre y como docente, pues soy los dos.
En primer lugar, se describe brevemente el panorama. La educación peruana tiene dos escenarios, el estatal y el privado. El primero, como todos sabemos, tiene serias deficiencias como son acceso a Internet y recursos digitales, llámese PC. El segundo, lo tienen, pero consideran que no es justo el beneficio costo.
Para la educación estatal, el gobierno está velando y sostiene que está destinando recursos para que la tecnología llegue a los lugares más necesitados y puedan seguir sus clases virtuales, para esto ha autorizado la compra de tabletas con acceso a Internet y los jóvenes estudiantes puedan acceder a sus clases virtuales. También ha lanzado el programa Aprendo en casa, que se transmite por varios canales de TV nacional y radios. Llega a todos, sí llega. También un porcentaje de docentes sostienen que no van a abandonar a sus estudiantes y que harán denodados esfuerzos por salir adelante con ellos.
Para la educación privada, según ASPEC, el 90% de padres está insatisfecho con las clases virtuales (*educacionenred, 2020), dentro de este 90%, el 77% considera que deben reducirse los pagos pues los estudiantes no asisten y por tanto no gastan luz, agua, limpieza y los docentes “no hacen nada” solo repiten lo que está en las redes. Este sector cuenta con acceso a Internet y con equipos necesarios (destacamos aquí que en este grupo están hijos de docentes que enseñan en el sector público). Entonces creo que se debe repensar cómo será o como debe empezar a ser la forma de realizar la enseñanza aprendizaje.
COMO PADRE
No considero justo que mi hijo no vaya al colegio (infraestructura) y me asignen el rol de docente en casa, pues yo no tengo tiempo, estoy fuera de “onda”, no manejo las computadoras, mi hijo no me hace caso, no tengo Internet, no tengo televisión, etc. En los privados. No es justo que me cobren los mismo, pues los docentes no van, mi hijo no gasta luz, agua, Internet. No hacen mantenimiento al plantel, etc. Y si lo hacen virtual, en ambos casos, se dice que el profesor se la lleva fácil, no hace nada, solo habla y habla y no corrige si el estudiante desarrolla bien o no el tema y muchas otras cosas más, que tienen una justificación, pero merecen un análisis aparte.
COMO DOCENTE
El preparar una clase me demanda buscar información, para que no se repita o no esté en la red, editar el video, para esto debo hacerlo en la noche, casi madrugada, cuando no tenga mucho ruido, mis hijos duerman, los perros no ladren, nadie se cruce por la cámara, no suene el celular o, la vecina me venga a pedir azúcar.
Mejor, es ir al colegio, donde el trabajo colegiado me permite tener recursos a la mano, dispones de láminas, papelotes, la interacción con el estudiante, la ayuda de algunas madres (las que les gusta estar todo el día en el colegio), y sobre todo, terminar e irme a mi casa.
Hablo de docentes dedicados a su profesión, porque también hay docentes que no hacen nada ni presencial ni virtualmente, solo esperan fin de mes y cobrar. Que los hay, los hay.
PERO…
Como padre, debo aprender que la educación va a cambiar, va a estar en mis manos VOLVER a tomar el rol de formador EN VALORES, voy a poder corregir lo que el profesor no puede, porque lo denuncian. Voy a estar seguro de que de aquí a cinco años mi hijo va a ser una persona de bien, no va a ser un drogadicto, una persona agresora, va a saludar, va a respetar, conocer su país, aunque sea por Internet. Debo de ir gradualmente, asignarle labores de casa, que aprenda a lavar, planchar, cocinar, DEJAR EL CELULAR e integrarnos como familia, LEER al menos 30 minutos al día.
Esta es nuestra oportunidad, la que le criticamos al docente por no hacerla. Nos damos cuenta, cuanto cuesta que mi hijo ponga atención o me doy cuenta de que mi hijo tiene un potencial que no lo había notado y que el profesor/la profesora me decía.
Recién valoro el trabajo del docente y, que a partir de hoy debo apoyar.
Como docente, debo desaprender unas cosas y aprender otras, debo crear grupos con padres y explicarles la manera de que colaboren conmigo, porque ahorita, la tarea de realizar una clase virtual es agotadora, pues todo el material lo tengo almacenado en papelotes, cartulinas, muñecos, etc., que no me sirven. Debo hacer nuevo material, el trabajo colegiado debe virtualizarse, no copiar y pegar, trabajar con mi contexto, con vídeos que producen mis estudiantes, con experiencias que cuenten mis padres de familia. Hay tantos recursos que me serán e utilidad.Pero para lograr todo esto, debemos de pensar no en el espacio (escuela), no en el pago que hago, sino en lo que voy a hacer para que juntos fortalezcamos nuestro sistema educativo y los únicos ganadores sean nuestros hijos y las nuevas generaciones que vienen después del COVID 19.
Tenemos semanas, meses o años para digitalizar todo y poder implementarnos de herramientas y recursos. Todo suma, todo vale. A partir de hoy como padres trabajemos con nuestros hijos, inculquemos valores, amor al prójimo a la patria, hagamos cosas juntos. Dejemos de lado el selfie y grabemos el trabajo con ellos, los juegos, las compras que hacemos, las reuniones virtuales con nuestras familias y algún material de esos enviarle al docente para que lo emplee como recurso, como material de ayuda en alguno de sus cursos.
Como dijo el gran poeta peruano César Vallejo en Los nueve monstruos: “Hay, hermanos, muchísimo que hacer”.

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